Que el “pueblo” decida sobre Fuerzas Armadas
Rafael Cienfuegos Calderón “Ayer me quedé pensando de que lo mejor es hacer una consulta a los ciudadanos para que no sea un asunto cupular y que la gente decida”. Esto expuso el viernes 23 el Presidente transformador al dar a conocer su propuesta de que el “pueblo” (sabio que no se equivoca) resuelva sobre el paso de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y que las fuerzas armadas se encarguen de la seguridad pública hasta 2028. O sea, la “iluminación” le llegó y se le “ocurrió” que como en la Cámara de Senadores Morena, PT y PVEN no tienen la mayoría de votos para aprobar la iniciativa de ley del PRI (que apoyaron ya sus diputados y que rechazan sus senadores) para reformar la constitución y ampliar cuatro años la presencia de soldados, marinos y guardias nacionales en la calle, lo mejor es suplir esa discusión por una consulta a modo a cargo de la Secretaría de Gobernación, que ya se cambió por “un ejercicio de participación social” para no violar (una vez más) la Constitución que mandata que la organización, difusión, desarrollo, cómputo y validación de resultados de las consultas de participación ciudadana corresponde al Instituto Nacional Electoral (INE). Es incomprensible (pero no sorprende) que el Presidente desconozca el contenido de la Constitución Política que juró acatar y respetar, y, más, que no le hayan informado antes de que hiciera público lo que “pensó” que el artículo 35, fracción VIII, inciso c) numeral 3 señala que “No podrán ser objeto de consulta popular la seguridad nacional, la organización, el funcionamiento y la disciplina de la Fuerza Armada permanente”. Por otra parte ¿acaso no “pensó que habría rechazo a una consulta, siendo que la libertad que se quiere dar a las fuerzas armadas para vigilar, patrullar y combatir la delincuencia y al crimen organizado es asunto de seguridad nacional y es el Poder Legislativo el que debe establecer las normas legales? Lo que parece con esas “ideas” u “ocurrencias” es que más que imponer la agenda del día el presidente va tras ella colgándose de los temas políticos que están en la discusión pública para provocar la reacción de quienes lo cuestionan y asumirse víctima de complots y, como siempre, distraer a la población de los problemas que lejos de resolverse se agudizan. Su exceso de confianza lo finca en que, dice, 56 millones lo apoyan y aprueban su gestión de gobierno, 20 millones más, afirma, de los que votaron por él en 2018, y quizá también de ahí surge su “idea” ya no de una consulta sino de un simple ejercicio de participación social al que espera acudan todos los que ha logrado convencer de que aunque la seguridad pública esté a cargo de las Fuerzas Armadas el país no se militariza. A ellos dirigirá el 22 de enero de 2023 las preguntas que “ideó”: ¿Estás de acuerdo con la acción de la Guardia Nacional y con su desempeño hasta ahora? ¿Consideras que las Fuerzas Armadas, el Ejército y la Marina deberían mantenerse haciendo labor de seguridad pública hasta 2028 o que regresen a sus cuarteles en marzo de 2024? ¿Cuál es tu opinión, que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional o dependa de la Secretaría de Gobernación o de Seguridad Pública?
0 Comments
Por miedo aprueban ciudadanos un “golpe de Estado”
Rafael Cienfuegos Calderón El miedo de la población ante el imparable avance de la ola de asesinatos, tráfico de personas, extorsión, asaltos, secuestro, cobro de derecho de piso y toma de plazas públicas ha llegado al grado no solo de admitir la presencia de las fuerzas armadas en las calles del país sino a renunciar a parte a los derechos y libertades que consagra la constitución y hasta a considerar que haya un “golpe de Estado” si con ello se subsana la incapacidad del gobierno para restablecer la seguridad y el orden. De acuerdo a las encuestas más recientes 80% de la población quiere que el Ejército, la Marina y Guardia Nacional tomen el control de la seguridad pública, y eso es porque “lo que le interesa es que no los maten, no los roben, no los secuestren y los mexicanos debemos buscar la forma de garantizar la seguridad y la paz” (el Presidente 12-09-2022). El problema no es solo que las fuerzas armadas estén en las calles sino que por acatar la orden de abrazos, no balazos no combaten a las organizaciones del crimen organizado que generan la violencia, además de que su preparación táctica es de reacción no de contención, lo que implica un riesgo para los derechos humanos. El estudio de opinión Militarización en tiempos de pandemia: Una exploración de las experiencias, percepciones y preferencias de la ciudadanía realizado en 2021 por Daniel Zizumbo-Colunga y Benjamín Martínez Velasco, catedráticos del Centro de Investigaciones y Docencia Económica (CIDE) en el que participaron siete mil ciudadanos de municipios donde más se ha expandido la presencia del ejército en los últimos 3 años revela que 57.6% aprueba que las fuerzas armadas tomen el control del gobierno si la inseguridad se sale de control. Pero además, que 53.8% está de acuerdo en que den un “golpe de Estado” para detener una reacción política ante los cambios que promueve el gobierno actual; 55% que tomen el control de Congreso de la Unión ante un eventual bloqueo político; 63.1% que asuman el control de la Suprema Corte de Justicia de la Nación si los jueces siguen dando amparos a criminales y corruptos; y 68.8% que juzgue a los políticos si siguen siendo corruptos. Estos resultados podrían parecer exagerados dado que el estudio revela que un alto porcentaje de los encuestados tiene poco o nulo conocimiento del expansionismo de las fuerzas armadas en el territorio y de lo que implica un gobierno militar surgido de un “golpe de Estado”, y también porque en México desde inicios del siglo pasado no se vive una dictadura militar. Empero si el gobierno del cambio ha empoderado al Ejército asignándole crecientes presupuestos millonarios y tareas exclusivas de civiles (construcción de obra pública, control y administración de aeropuertos y trenes, aduanas y puertos, distribución de vacunas, vigilancia a transportes de combustibles, combate al huachicol, frenar a migrantes, entre otras), que caigan en la tentación de asumir el control del gobierno no parece descabellado ni imposible si se les pretendiera quitar algún privilegio. Máxime cuando es un hecho que el Ejército recibirá el aval del Congreso de la Unión para mantenerse (por el momento) en las calles hasta 2028, como lo propuso el PRI para complacer al Presidente. Así es que la posibilidad de un cambio de régimen civil a militar está en el aire. Sin su fundador, Morena sería un partido político más
Rafael Cienfuegos Calderón El futuro del movimiento-partido Morena sin su fundador y líder moral sería “ser un partido tradicional más”. Ese es el “riesgo”, vislumbró Bertha Luján. Y tiene razón. Si el presidente del cambio y la transformación se retira de la política a partir de 2024 el movimiento-partido con el que llegó al poder luego de mantener una intensa campaña política, no será lo que es a pesar de que sus tribus de ultras y moderados estén divididas y en pugna por la sucesión presidencial adelantada. Quienes ambicionen ser gobernador, alcalde, diputado local o federal o senador necesitan el respaldo del hoy presidente de la transformación para ganar en las urnas, como aconteció con los que hoy ocupan esos cargos y que en pago lo respaldan incondicionalmente y le profesan obediencia ciega. Además, Morena no tendría la presencia política que tiene entre la población ni la militancia que según dice Mario Delgado, el líder nacional, es de casi tres millones. Por lo anterior y, seguramente, por el interés que han de tener un buen número de morenistas por mantenerse en el poder o por alcanzarlo, se puede entender el llamado de Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional, para que el presidente recapacite y no se retire de la política, del movimiento político que creó ni de Morena al terminar su gobierno. Lo más conveniente es que continúe “para garantizar la unidad interna” en el partido, dijo a René Delgado (El Financiero/Bloomberg, 28-08-2022). Dentro y fuera de Morena, por otra parte, no hay duda de que el hoy gobernante de México le hará falta a las corcholatas más visibles a sucederlo pues sea ella o él necesariamente tendrán que consolidar un gobierno fuerte políticamente para enfrentar los embates de los supuestos enemigos del cambio, la oposición y los conservadores. Y hasta ahora, ni Claudia ni Marcelo tienen la presencia, el arrastre, la fuerza, el carisma y menos la popularidad del promotor de la transformación, quién, por otra parte, será difícil que se aleje y deje de estar al pendiente del cumplimiento, sin variación, de los objetivos que ha fijado, lo que tendría casi asegurado en el caso de la jefa de gobierno de la Ciudad de México porque dada su lealtad absoluta iría por la vía del continuismo, pero no así con el secretario de Relaciones Exteriores, quien parece tener una postura moderada y progresista que podría favorecer la apertura al diálogo y la unidad. Pero por lo que dijo Bertha Luján respecto a que lo más conveniente es que el presidente siga en la política, pareciera que no ve a nadie que lo pueda suplir “como factor de unidad, de decencia, de honestidad y de transformación”, por lo que estima que “sería muy duro para el país, para la gente, para nosotros, que se retirara”. “En un nuevo papel, puede seguir contribuyendo de manera trascendente” pues en Morena “no podemos decir que somos puros y de pura gente buena”, en el partido “traemos cargando vicios, hay gente que viene de otros partidos y que traen consigo parte de esa historia negra de la política, el dedazo”, por lo que “estamos en riesgo de ser un partido tradicional más”. Ha dicho el presidente, por su parte, que a partir de septiembre de 2024 se retira de la política y se irá a descansar a su rancho, a vivir de su pensión de 30 mil pesos al mes y de las regalías por la venta de sus libros, suficiente para dedicarse a escribir. Pero del dicho al hecho, hay mucho trecho. ¿Alguien puede creer que se quedaría cruzado de brazos, que no haría nada, si se percata de que la transformación está en riesgo o que la oposición se recupera y junto con los conservadores empieza a ganar terrero o que quien lo supla no es capaz de aglutinar en su favor al “pueblo”? La urgente necesidad de pacificar al país
Rafael Cienfuegos Calderón Si acontece lo que anunció el secretario de Gobernación, Adán Augusto López hace unos días, en el marco del Cuarto Informe de Gobierno el presidente del cambio enviará a la Cámara de Diputados una iniciativa preferente para cambiar leyes secundarias que permitan adscribir la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), a cambio de la iniciativa de reforma a la Constitución que había contemplado. ¿Por qué? Porque Morena y partidos aliados no hacen mayoría legislativa para aprobar una reforma constitucional pero sí para modificar leyes secundarias, y porque al Presidente le urge pacificar al país en los dos años que restan del sexenio, lo que pretende conseguir a través de un cuerpo integrado en su mayoría por soldados y con mando militar que realice las tareas policiales de seguridad pública. El 21 de noviembre de 2018, como presidente electo aceptó que sin seguridad no será posible la Cuarta Transformación en una entrevista con Ciro Gómez Leyva (Imagen Noticias), en la que anunció que el proyecto para crear la Guardia Nacional “es vital” para garantizar la paz y tranquilidad de los mexicanos. Y sobre este cuerpo de seguridad declaró a La Jornada el 1 de julio de 2019: "Si por mí fuera, yo desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional, declararía que México es un país pacifista que no necesita Ejército y que la defensa de la nación, en el caso de que fuese necesaria, la haríamos todos". Esto explica en cierta forma el interés y la urgencia de que la GN esté bajo el control administrativo y operativo del Ejército. Al respecto, en la encuesta que la firma Buendía y Márquez levantó para El Universal entre el 18 y 23 de agosto y publicada el 30 de agosto, 51% de los ciudadanos que participaron dijo estar “muy a favor” de una mayor participación de los militares en la lucha contra el crimen organizado; 29% se manifestó “algo a favor”; “muy en contra” se expresó 10%; y “algo en contra” 7%, lo que en torno al debate público de si debe aumentar la participación de las Fuerzas Armadas en el combate al crimen organizado y la seguridad pública apoya el propósito del presidente transformador. Sobre los riesgos de esta apuesta, Ricardo Pascoe Pierce expuso (Excélsior 22-08-2022) que las doctrinas militares, del país que sea, coinciden en la tesis de que ante una agresión, su deber es responder con la fuerza letal necesaria para eliminar el peligro presente. El “peligro presente” se elimina con la fuerza letal necesaria. En cambio, las fuerzas policiales, también de cualquier país, tienen, como misión juramentada, utilizar todos los medios posibles para conocer y resolver una situación de conflicto y solamente, en circunstancia extrema, utilizar la fuerza letal. Militares y policías están entrenados en marcos teóricos y filosóficos distintos. Los militares disparan primero y después preguntan, mientras los policías preguntan y averiguan primero y después, si es necesario, disparan. Y Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, aseveró que la iniciativa preferente para que la Guardia Nacional pase a la Secretaría de la Defensa Nacional no podrá ser aplicable, porque “ningún ordenamiento jurídico, decreto o acuerdo puede estar por encima de la Constitución”. Lo que se requiere es una reforma constitucional. |
Categories
All
Rafael CienfuegosRafael Cienfuegos Calderón cursó la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y se inició como reportero en 1978. Se ha desempeñado como tal en el periodismo escrito, principalmente, y ha incursionado en medios electrónicos (Canal Once Tv) y en noticieros de radio como colaborador. Archives
September 2024
|