LA DÉCADA PERDIDA DEL ROCK HECHO EN MÉXICO EL RESCATE Rafael Cienfuegos Calderón La historia del rock en México no se puede explicar –hay que decirlo y aceptarlo- sin la presencia de Alex Lora, en tiempos pasados líder del Tree Souls in my Mind y, en la actualidad, del Tri. Él es el único exponente que sobrevivió y venció la prohibición impuesta por el gobierno a la difusión del rock hecho en México, a partir de la celebración del festival de Avándaro en septiembre de 1971, al que se compara con los de Monterrey Pop y Woodstock: Estados Unidos 1967 y 1968, respectivamente. El rescate que se pretende de la música rock y los grupos que entre 1968 y 1975 la interpretaron, es importante porque se dio en un tiempo de la historia del país en el que hubo la confrontación de dos formas del pensamiento universal: El conservadurismo y el liberalismo. La momisa y la chaviza (como coloquialmente se denominó en México). Un choque entre padres e hijos, entre gobierno y jóvenes gobernados. También es importante, porque abrió camino para que a finales de los años 70 y en la década de los 80 aparecieran en la escena musical nacional agrupaciones como Náhuatl, Nuevo México, Chac Mol, Ritmo Peligroso, Botellita de Jeréz, CeciliaToussaint y “Arpía”, Briseño y el Séptimo Aire, Cristal y Acero, y Música y Contracultura, entre otros. Y a partir del movimiento mercadológico denominado: “rock en tu idioma”, la industria discográfica impulsa a Caifanes, Fobia, La Maldita Vecindad y los hijos del quinto patio, Kenny y los Eléctricos, Punto y Aparte, Mask, Clips y Luzbel. En tanto, desde 1968 los grupos: Enigma y Tree Souls in my Mind, antecedente del Tri, siguieron presentes en tocadas clandestinas. Había sed de libertad. Una libertad cuartada por la intolerancia de una sociedad adulta temerosa a los cambios de mentalidad, las formas de ser y de actuar de una nueva generación pujante, y por un gobierno que, víctima de paranoia, acusaba subversión comunista e influencias extranjeras que atentaban contra la estabilidad política y social, y contra la soberanía del país, envenenando la mente de la juventud, considerada inmadura y manipulable. En contra parte, florecieron la rebeldía y la actitud contestataria de una juventud que deseaba manifestarse y expresar lo que pensaba, sin ser víctima del gobierno que imponía su autoridad con la ley del “garrote”. Ello, al estilo de las cruentas dictaduras que imperaban en américa latina: Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Guatemala, Bolivia, Ecuador, Honduras, Paraguay, Nicaragua, Panamá, y Perú, violentando los derechos humanos de la población. En México no había dictadura militar, pero sí, una dictadura civil, que igualmente perseguía, reprimía, encarcelaba y desaparecía a todo aquel que mostrara oposición al régimen establecido. Había abuso de autoridad. En ese contexto, a partir de 1968 aparecieron grupos que resistieron la prohibición a tocar ante concentraciones masivas y que por años se mantuvieron en la clandestinidad de los llamados “hoyos fonki”, que se convirtieron en refugio de músicos virtuosos aferrados y de sus seguidores. De esos grupos el de mayor trascendencia es el Tree Souls in my Mind, al que su líder Alex Lora rebautizó como Tri, cuya presencia se mantiene en pleno siglo XXI. Alex Lora, guste o no, es el gran referente del rock mexicano. Y la historia no se puede explicar sin él. Por supuesto hubo otras agrupaciones como Enigma, al que años más tarde se consideró el precursor del hard rock nacional, Nuevo México, banda que mezcló rock con música tradicional mexicana, lo mismo que Náhuatl y Quail. Sin embargo, se quedaron en el camino. En los años 60 del siglo pasado, como resultado del boom del rock and roll norteamericano, en México se adoptaron estilos y adaptaron versiones de canciones en inglés con letra en español. A estas se les identificó con la palabra “cover”. La gran mayoría de las canciones que tocaban y cantaban los grupos, que se grabaron en discos de acetato de 33 y 45 revoluciones y se escuchaban en la radio, eran copias. No había originalidad. Después de un tiempo empezaron a aparecer las creaciones propias con letras que manifestaban el hartazgo de la juventud por la hipocresía de los adultos y su miedo y rechazo a los cambios que ocurrían en Estados Unidos y países de Europa. Las casas discográficas las grabaron, las radiodifusoras las programaron y la televisión las mostraba en su programación. Mujeres y hombres jóvenes de todos los estratos sociales las gozaban y bailaban ante la mirada atónita y reprobatoria de la acartonada sociedad. Antes de que concluyera esa década aparecieron en la escena musical mexicana Los Apson Boys, Los Rockin Devils y Javier Bátiz and Hair, destacando con una forma diferente de interpretar y musicalizar. Sus integrantes, por provenir del norte del país, manifestaban influencias del folk y el country, así como del blues, rhythm and blues y soul estadunidense. Pero entre 1968 y 1971 sucedió algo de lo que se hablaba y escuchaba, pero que pocos conocían por su marginal surgimiento. La aparición de grupos integrados por músicos virtuosos. Con una nueva “onda”. con un estilo diferente de tocar rock. Con manufactura nacional, aunque la mayoría de las canciones tenían letra en inglés. Así inició el cambio. Se vislumbraba un futuro promisorio para el rock nacional y soplaban vientos de cambio. Los tres grupos mexicanos más representativos del rock and roll de los 60S: Los Teen Tops, Los Locos del Ritmo y Los Rebeldes del Rock eran superados en armonía y dominio de instrumentos, y también en el contenido de las letras. Javier Bátiz se consolidó como un destacado ejecutante de blues. Acompañando la tendencia hippie de “amor y paz”, hicieron su aparición los grupos Dug Dugs, Tree Souls in my Mind, El Ritual, La Máquina del Amor, Enigma, Cosa Nostra, La Revolución de Emiliano Zapata y las bandas Peace& Love, La Tinta Blanca, La División del Norte y Bandido, por mencionar algunos entre otros muchos. Nace lo que con el tiempo se bautizó e identificó entre locutores de radio y sus seguidores, como rock “chicano”; no obstante estar hecho en México, y por mexicanos. En septiembre de 1971 miles de jóvenes se congregaron para participar en el festival de Avándaro, que dio cabida de la noche del viernes a la mañana del domingo, a Los Dug Dugs, El Epílogo, La División del Norte, Banda Tequila, Peace and Love, El Ritual, Bandido, Los yaqui y Mayita Campos, La Tinta Blanca, El Amor y Tree Souls in my Mind. La realización del mismo, que constituyó una abierta declaración de rebeldía contra el represivo y autoritario gobierno, fue el pretexto para atacar al rock y acusar a los asistentes de drogadictos, alcohólicos y depravados sexuales. Claro que se fumó mucha mota y se bebió tequila y brandy y ron en cantidades industriales para soportar la lluvia y el frío, pues asistieron como 250 mil personas sedientas de libertad, y claro que hubo parejas que disfrutaron el amor libre envueltos por el clima de libertad y fraternidad que privó los tres días, pero no hubo ni bacanal ni fue una orgía. Esa fue la versión que difundió el gobierno en periódicos y noticiarios de televisión, a los que pagaba con publicidad. Como resultado, el rock mexicano fue proscrito. Dejó de sonar en la radio. Se prohibieron los conciertos masivos en espacios abiertos. Se persiguió policialmente a músicos y fans. Imperó la política del “garrote”. El gobierno y su policía autoritaria; la iglesia retrógrada y los padres de familia con su intolerancia; la industria cultural y del entretenimiento, y la radio y la televisión sometidas y agachonas en defensa de sus intereses; y una gran parte de la sociedad mal informada, negaron durante más de una década la existencia de este fenómeno musical. La prohibición violó el derecho de la libertad de expresión y manifestación, pero no significó una barrera insuperable. Retadores, promotores musicales y quienes aprovecharon la situación para hacer negocio, crearon espacios para escuchar a los grupos del momento: los denominados “hoyos fonki”, refugio de músicos virtuosos y jóvenes seguidores aferrados. Naves y bodegas industriales en la zona de Ferrocarril Hidalgo y la Villa; terrenos baldíos particulares en la periferia del ex distrito federal -hoy Ciudad de México-; plantas completas de edificios en colonias como la Puebla y Agrícola Oriental; un cine inoperante y ruinoso en la calzada de Tlalpan, entre muchos otros, fueron espacios de reunión para escuchar clandestinamente rock en vivo, pero de los que había que salir en desbandada para no ser detenidos por la policía que acechaba e intimidaba. El recinto de la prepa dos de la UNAM en la calle de Licenciado Verdad del Centro Histórico, convertida hoy en Palacio de la Autonomía Universitaria, y la pista de hielo Revolución, dieron espacio a muchos grupos. Sin embargo, el tiempo y los años de la prohibición minaron aceleradamente la vida del rock mexicano. Los grupos se empezaron a desintegrar y su música, puesto que no todos tuvieron oportunidad de grabar, se empezó a olvidar. Hoy en día únicamente los de sesenta años y más hablan de la vida incipiente del rock hecho en México, de los grupos y bandas, y de las vivencias de esos años. Al mismo tiempo se congratulan de que, por fortuna, haya quienes dedicados a la conversión de cassets, discos de acetato y demos, ya descontinuados, a cidis y mp3, han hecho y hacen posible que se preserve ese legado musical. También es un éxito que en YouTube se pueda escuchar el audio de algunas canciones, y hasta ver el video de algunos conciertos, como el del memorable Avándaro. En todo lo anteriormente narrado estriba la importancia de rescatar la música creada por rockeros virtuosos, para que los jóvenes de hoy tengan las referencias históricas no sólo del rock nacional, sino también de la época en la que en el país imperaron la incomprensión social y la represión gubernamental. Este trabajo es en honor de las bandas: Bandido Love Army División del Norte Tinta Blanca Tequila Peace and Love Banda 39.4 Macho Búfalo La Banda Piedras Bras La Tribu Goliath Los grupos: Javier Bátis and Hair Los Dug Dugs Tree Souls in my Mind El Ritual La Cosa Nostra Los Locos Enigma El Epílogo La Fachada de Piedra Los Yaqui y Mayita Campos El Amor Sociedad Anónima La Ley de Herodes La Revolución de Emiliano Zapata Los Spaiders La Máquina del Amor Ciruela Toncho Pilatos Baby Bátiz Apocalipsis Iguana El Klan Resurrección San Diego El Hangar Ambulante El Batallón de San Patricio El Antiguo Testamento La Verdad Desnuda Las Antorchas Los Hippies Zafiro Soul Master Los Ovnis Los Chijuas Pájaro Alberto Y otros más.
4 Comments
Jszminia
3/6/2017 10:09:21 pm
Órale muy bien. Como información historica está padre porque es muy raro que encuentres referencias bien documentadas. Seré tu fiel seguidora. Un abrazo y ¡¡¡¡Felicidades!!!! En enhorabuena !!!!!!!
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13/4/2019 05:30:14 am
Fast & Easy method, the perfect formula allows us to reproduce the same logical and practical process of the learning that a child uses.
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15/8/2020 04:23:48 am
Todos aman lo que ustedes hacen usualmente. ¡Esta especie de trabajo inteligente y exposición! Sigan con el trabajo magnífico, los he incorporado a mi propio blogroll.
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17/8/2020 04:16:35 am
¡Este es un tema el cual está cerca a mi corazón… Gracias! ¿Dónde exactamente están los detalles de tus contactos?
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Rafael CienfuegosRafael Cienfuegos Calderón cursó la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y se inició como reportero en 1978. Se ha desempeñado como tal en el periodismo escrito, principalmente, y ha incursionado en medios electrónicos (Canal Once Tv) y en noticieros de radio como colaborador. Archives
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