APRENDIENDO A VIVIR (III) La experiencia del toque de mota no le fue grata a Él y por ello prefirió el cigarro, y para estar a tono con el cotorreo, la cerveza y el alcohol. Se sentía bien, a gusto y creía que con esas bebidas sería menos posible que perdiera el control. Le tomó tirria a la mariguana a causa de que su primera experiencia fue mala, no la disfrutó porque sus amigos en lugar de ser alivianados y conducirlo con sus comentarios para que tratara de concentrarse y agudizara el oído a fin de percibir lo más nítido posible los sonidos de cada uno de los instrumentos que ejecutaban los integrantes de Iron Butterflay, de Led Zeppelín, del Deep Purple y de Los Doors, grupos de los que oyeron discos, y que de esa manera tuviera un buen eleve, como muchas veces escuchó decir que ellos hacían para estar lo más chido posible, lo agarraron de bufón. Él se sorprendió cuando vio al Chango y la Pantera aspirar thinner haciendo una muñeca con trapo que se calentaba al mantenerlo entre la palma de la mano y los dedos cerrados, lo mismo que cuando se drogaban inhalando cemento o “chemo”, como llamaban al pegamento que utilizan los reparadores de zapatos, porque los ponía no locos, sino loquísimos. De esos pesados pasones que los elevaban hasta quién sabe qué orbita, Él fue testigo más de una ocasión. Una de ellas, cuándo cruzado por la combinación de cerveza o alcohol con mota y o mota con algún solvente, oía las incoherencias que decía el Chango con el ojo pegado a la pared de tabique pelón. Aquí hay un ratoncito color de rosa que se ríe y me mentaba la madre. Te voy a matar, decía con la boca pegada a la pared. No corras cabrón, y se movía unos centímetros de donde estaba dando un paso lateral para seguirlo. Con la punta de los dedos índice de ambas manos trataba de escarbar en el tabique y gritaba pegando la boca a la pared, te voy a alcanzar y cuando te agarre te voy a amarrar las manos y patas con un cordón y te voy a estirar como si estuvieras en el potro de tortura, y a la araña peluda que anda por ahí le voy a desprender una a una las patas y le voy a aplastar la panza. Se distraía al mover los dedos contra la palma de la mano para frotar el trapo mojado con thinner y llevárselo a la boca para aspirar. Los que estaban en la habitación reían y pedían al Chango que ya no dijera pendejadas. Estás locamente alucinado –le decía Él-, mientras el Chango los veía con la vista perdida, el rostro sudoroso y una sonrisa estúpida. Sin hacer caso, volvió a la pared donde, decía, estaba la araña que le hacía señas obscenas y corría a esconderse. ¿Quién más está ahí Chango para ayudarte a madrearlos? Nada más ese pinche ratoncito y la araña peluda. Pero yo solo puedo con los dos. Se van a arrepentir cuando los agarre, los torture y los mate. Degradante espectáculo era festejado con indolencia por quienes estaban presentes en el cuartucho, incluido ÉL, y se divertían como si estuvieran ante un merolico. Esto es preocupante, comentó Él. ¿Preocupante? ¿Por qué? ¿Por qué preocuparnos, si el Chango así es feliz? Sí, pero nadie nos percatamos del peligro que puede correr a causa de la intoxicación con los químicos inhalados. Es posible que pueda morir de manera repentina o que su estado físico quede marcado con taras mentales. Crees que su alucine pueda compararse con el deliriun tremes que se dice llega a causar la abstinencia de alcohol a las personas cuando son altamente dependientes, preguntó Él a Enrique. No lo sé. La verdad es que no sé de qué trata eso que mencionaste. Nunca he oído hablar de eso ni he leído nada. Yo sí. Aunque debo decir, aclaró Él, que no sé si esté bien aplicado lo del delirium tremes al alucine que provocan las drogas. Al parecer quienes son alcohólicos y no pueden vivir sin tomar porque el cuerpo lo pide y exige, llegan a un momento en que tienen alucinaciones, desde ver elefantes blancos, animales amorfos multicolores y hasta al diablo. ¡Imagínate! La única figura que conozco del diablo es la de la lotería, con cuernos, cola, barba de chivo, tridente y de color rojo. Total, que el delirium tremes es una completa confusión mental que hasta te puede volver loco. Pues si es así, está gruesa la situación, y si así le pasa al Chango, está, cabrón y nada podemos hacer. Y ya vez que el Félix y el Tomás con más frecuencia le meten al mismo tiempo mota y alcohol. Hasta ahora en ningún momento se han puesto locos, pero con toda la mierda que se meten a lo mejor un día. Y ni decirles nada porque se ofenden, como el Félix que dice que a él no lo vamos a ver como el Chango, porque únicamente recurre al toque de mota cuando necesita estar alivianado. Pues eso es diario, y nosotros solo lo vemos en la noche, quién sabe si también queme en la prepa –comentó Él-. ¿Quién sabe? En una ocasión cuando Él llegó a la esquina de la calle donde vive, de regreso de la escuela, llamó su atención el número de gente que había en ambas aceras bloqueando el paso. Y ahora qué estará pasando. ¿Una bronca? O ¿Un choque? La mala iluminación -pues únicamente una de las dos lámparas del alumbrado público estaba prendida y no permitía mucha visibilidad a las ocho y veinte de la noche- no le permitía tener una visión clara, por lo que caminó hasta colocarse casi al frente e identificar al Pantera y a otro cuate que sólo conocía de vista porque se juntaba con la banda de diez calles más adelante y porque luego lo veía marihuanearse. A su lados, dos bicicletas en el suelo. Discutían en un intento por ponerse de acuerdo sobre algo que aparte de ellos nadie más parecía entender. El visitante daba pasos de un lado a otro abriendo más de lo normal las piernas y alzaba y movía los brazos hacia el frente, y con voz alta decía: los dos tenemos que lanzarlas al mismo tiempo para hacer que choquen, no como tú que corres con ella y no la sueltas. En respuesta el Pantera proponía que mejor las chocaran ellos mismos. Así es más chido. No, así no. Si no quieres como te digo, entonces no. Bueno, accedió el Pantera. Se separaron y levantaron del suelo cada uno sus bicicletas, caminaron dándose la espalda y cuando estaban unos15 metros uno del otro voltearon y al estar de frente, contaron ambos casi a gritos uno, dos y al termino de tres comenzaron a correr agarrados al manubrio y el asiento y tras unos diez pasos, las soltaron de un aventón para que se estrellaran. El impacto produjo un sonido sordo al golpearse y luego otro más ruidoso al caer. Ambos se carcajeaban colocándose los brazos entrecruzados en la panza. Caminaron para levantar las bicis, cada uno observó la suya, para evaluar cuán estropeadas estaban. Así pasaron dos episodios más. La apuesta era –según supo después Él- bicicleta por bicicleta. La más traqueteada perdía. Tras los encontronazos, la del tipo que no sabía Él su nombre, tenía el rin de la llanta delantera torcido y varios rayos tronados, mientras que la del Pantera estaba más entera, con solo el manubrio de lado, Ese fue el alboroto. Están drogados. Solo así se les ocurre hacer esas pendejadas –comentó Don Pablo a su señora-. Pendejadas, pendejadas, pero bien que nos divirtieron. Íbamos a la panadería y ya nos entretuvimos aquí –le respondió ella-. Cuando Él se acercó al Pantera, éste con una sonrisa que dejaba escapar parte de la saliva acumulada en la boca, le dijo mostrándosela, mira, me gane en una apuesta de choques esta bicicleta, la voy a realizar para tener un billete y hacer un bisne del que espero ganar unos buenos pesos. Mmm, pinche Pantera, primero tienes que arreglarla si no quieres malvenderla. Así como está te van a dar una bicoca. Inviértele para que le puedas sacar provecho. Pero no tengo lana. Préstame unos pesos y te dejó mi bici de empeño. Unos 40 varos. Mírala, está chida. Si no, de dónde. No tengo lana, sino a lo mejor. Y a lo que me dijo el Chato que habías ganado en la baraja el sábado que casi se la amanecieron, ¿qué le hiciste? No, pues eso ya peló. Había que curársela y luego compre un huatito de mota para irla pasando en la semana. Ni hablar del peluquín. Después la vemos Pantera. Al otro día Félix le comentó a Él que la tocada del sábado en la casa de Salvador pintaba para estar de pelos. ¿Sí? Pues que va a haber chavas en cueros o qué. No tanto, pero sí un buen grupo de rock que va a amenizar en grande. Es el que escuchamos en la tardeada de la secundaria, no los que tocaron junto con los Generosos, sino los que estuvieron en la otra. Acuérdate. Tocan de pelos. Se la rifan. A Ángel también le gustan. Y a parte están invitadas un buen de chavas. Pero es hasta avenida del Taller y si Jorge no lleva su coche, va a estar cañón regresarse en la madrugada –intervino Tomás, que se había incorporado junto con Ángel a la plática-, y quién sabe si haya chance de quedarse, pues no sabemos si van a estar en el depa el papá y las dos hermanas de Salvador. Ah chinga, pues si viven ahí, es lo menos que se puede esperar. Ni modo que se vayan porque llegó la bola de malandrines con que se junta su hijo a importunar. O quieres –continuó Él- que nos reciban sonrientes y digan bienvenidos, están en su casa y nosotros nos vamos para que puedan disfrutar su desmadre y el escándalo del grupo. Aunque las hermanas de Salvador son buena onda, pero, quien sabe si sean de jalón o si vayan a invitar a sus galanes. Habrá que preguntarle a Salvador para saber si es posible amanecérsela o habrá que pagar un taxi, si es que Jorge no lleva la nave. Por ciento –habló Ángel- Salvador comentó que hay que echarle la mano el sábado después del medio día para mover los muebles y meterlos a las tres recámaras para que queden libres la sala, el comedor y el pasillo, y se pongan sillas, y en la cocina va a estar la cantina. Y cada quien tiene que llevar lo que quiera tomar, porque él se va a encargar de pagar al grupo, que aunque son sus cuates, le van a cobrar algo. O hacemos la coperacha, como de costumbre. Pues hay que avisarles a todos para ver quién puede ir y para el chupe y los refrescos, aplicamos la coperacha el viernes, así el sábado luego de la movida de muebles se va por el avituallamiento etílico.
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Rafael CienfuegosRafael Cienfuegos Calderón cursó la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y se inició como reportero en 1978. Se ha desempeñado como tal en el periodismo escrito, principalmente, y ha incursionado en medios electrónicos (Canal Once Tv) y en noticieros de radio como colaborador. Archives
November 2024
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