ATISBOS

El Presidente desde su burbuja de cristal

Rafael Cienfuegos Calderón

La violencia verbal en la diaria narrativa del jefe del Poder Ejecutivo Federal es el mayor símbolo de la supuesta Cuarta Transformación que se quiere imponer. Es el signo distintivo de un gobernante que cree que sus enemigos, los del gobierno y la transformación son los millones de mexicanos que no votaron por él y aquellos que habiéndolo hecho están arrepentidos y desencantados.

Para no ver ni escuchar ni hablar con quienes no están de acuerdo con sus políticas, cuestionan sus acciones y critican sus ocurrencias, el huésped temporal de Palacio Nacional canceló el diálogo, se encerró en su burbuja de cristal y para protegerla montó el circo de la conferencia mañanera.

La agresión a las autoridades electorales por defender la democracia, al poder judicial por no dejarse someter, a los organismo autónomos por ser contrapeso a sus autoritarios excesos, a los pequeños y medianos empresarios por ser contrarios a su proyecto económico, a la clase media por rechazar sus embates contra la democracia, al clero católico y a la Organización de las Naciones Unidas por advertir sobre mayor violencia en el proceso electoral en curso, a los medios de comunicación nacionales e internacionales por dar a conocer información incomoda, es una constante en la narrativa de quien se desempeña como presidente.

Desde el poder en los últimos cinco años y meses se divide a la población, se violenta la Constitución y las leyes, se patentiza la intolerancia y se niega la realidad. Se impone la voluntad de un solo hombre y se antepone el interés personal por sobre el del “pueblo” y los ciudadanos todos.
El ánimo de guerra está arraigado en el gobernante que concentra dos de los tres poderes de la unión: el Ejecutivo y el Legislativo, y que aspira –como clasemediero- hacerse del Poder Judicial con una reforma a la Constitución.

En opinión de  Federico Berrueto (Gabinete de Comunicación Estratégica, Milenio) no hay enemigo real pero el mandatario recurre a inventarlo para justificar  el ataque, la amenaza y el sometimiento de los adversarios, los críticos y los inconformes.
​
La mentira y la propaganda se sobreponen a la verdad.